El Monte del Templo en Jerusalén
Un resumen del libro de Ernest L.
Martin:
“Los Templos que Jerusalén olvidó”
Por
Robert Martin
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Nota: Todas las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its
Original Order (La Santa Biblia en Su orden Original), primera
edición.
Josefo da una perspectiva diferente del Templo de
lo que es aceptado por la mayoría de los historiadores hoy. Esto puede ser
debido a la desconfianza de los judíos hacia Josefo por el hecho de que él se
rindió a los romanos durante el ataque a Jerusalén. En realidad, él estaba
tratando de salvar a su pueblo de la destrucción y terror que vendrían
inevitablemente sobre ellos por su resistencia continua. Infortunadamente, la
capitulación de Josefo hacia los romanos causó que muchos dentro de la
comunidad judía lo vean como un traidor, y así muchos dentro de la academia
judía lo han desestimado como un historiador.
Sin embargo, Josefo estaba totalmente consciente de
los rasgos cardinales del Monte del Templo: Fue construido directamente sobre
el Arroyo subterráneo de Gihón, y habían cuevas dentro de su área subterránea.
Estos rasgos también fueron atestiguados por Aristeas de Egipto 300 años antes
de Josefo y confirmado por el historiador romano Tácito (115 d.C.), quien citó
testigos visuales que estaban en Jerusalén antes del año 70 d.C.
Josefo nos informa que el Monte Sión, la Ciudad de
David, fue la primera ciudadela protegiendo el Monte del Templo, desde el sur.
Después, Juan Hyrcanus (Macabeos) construyó un palacio al norte del Monte del
Templo llamado Baris. Los príncipes Hasmoneanos usaron este palacio, y después,
Herodes el Grande lo convirtió en una ciudadela. Él la renombró el Fuerte de
Antonia, en honor a Marco Antonio. Con gran esfuerzo, Herodes construyó el
Fuerte de Antonia en una gran área cerrada para guarnecer una Legión Romana
entera junto con su personal auxiliar.
Josefo entendió el simbolismo del Arroyo de Gihón
El Arroyo de Gihón era el único arroyo natural de agua pura dentro de cinco
millas de distancia de Jerusalén en cualquier dirección. Agua pura era un
requisito indispensable para los rituales esenciales del Templo. Debido a este
arroyo de agua pura, el Templo era un microcosmo del Jardín de Edén. (Unos de
los ríos que fluyeron en el Jardín del Edén fue el río Gihón). El agua de Gihón
era simbólica del Agua de Vida. Ofel y el Arroyo de Gihón son sinónimos.
El Arroyo de Gihón estaba a casi un cuarto de milla al sur del Domo de
la Roca de hoy. No existen cuevas o arroyos en la vecindad del Domo de la Roca
de hoy. Esta información es crucial al determinar el lugar correcto del Monte
del Templo.
Josefo estaba totalmente consciente del simbolismo
que involucraba el Arroyo de Gihón y el Trono o Santo de Santos del Dios
Todopoderoso, algo que los hombres aprendidos del judaísmo han ignorado.
La ubicación del Monte Sión, Ofel, y el Fuerte de Antonia
Josefo entendió que el sitio original del Monte Sión
(realmente era un montículo) se localizaba en el tercio sur de la cumbre sureste.
Esta fue donde David había construido su ciudad, y fue conocida como la “Ciudad
mas Baja” de Jerusalén. Los límites de la Jerusalén de David y Salomón estaban
entre el Valle de Cedrón al este y el Valle de Tiropeon al oeste, con ambos
valles uniéndose en el extremo sur de la cumbre sureste. El Valle Tiropeon fue
gradualmente poblado en tanto que Jerusalén crecía hacia el oeste durante el
tiempo del Rey Uzías. En la última parte del segundo siglo a.C. los Macabeos
poblaron este valle extensamente, y fue conocido como la “Ciudad más Alta.”
El Valle de Hinom estaba al oeste inmediato en el
extremo sur de la colina oeste contiguo a los Valles de Cedrón y Tiropeon en el
pie de la cumbre sureste. En el tercio sur de esta cumbre habían dos montículos:
Sión y “Ofel” (significa literalmente, “monte jorobado”). De sur a norte, los
dos montículos juntos eran aproximadamente de 400 yardas de longitud. La
distancia desde la cima del Monte Sión a la cima del Monte Ofel era más de 200
yardas. Esta cumbre continuaba ascendiendo hacia el norte del Monte Ofel donde
un afloramiento de piedra estaba destacándose, el cual, hoy es llamado el Domo
de la Roca. El Domo de la Roca se localiza a mas de 600 yardas al norte de la cima
del Monte Sión y 400 yardas de la cima del Monte Ofel.
El Monte del Templo fue construido en el Monte Ofel
sobre el Arroyo subterráneo de Gihón debajo del cual había numerosas cuevas en el
subsuelo. Desde este monte, el Agua de Vida para los servicios del Templo
estaba inmediatamente disponible. Era famoso por su pureza (agua dulce) sobre
cualquier otro arroyo en toda la región.
Escribiendo sobre esto, Josefo declara, “Ahora, en
el lado norte del Templo fue construida una ciudadela (el Fuerte de Antonia)
cuyos muros eran cuadrados y fuertes y de firmeza extraordinaria. Los reyes de
la dinastía Hasmoneana, quienes también fueron sumos sacerdotes antes del
tiempo de Herodes, la llamaron “la Torre.” Josefo nos informa adicionalmente
que “el Fuerte de Antonia dominó el Templo.” Esta fortaleza guardaba la seguridad
del Templo, la ciudad de Jerusalén y la fortaleza en si misma.
Desde el norte, era imposible para uno ver el
Templo porque el Fuerte de Antonia oscurecía la vista. La colina en la cual la
Torre de Antonia estaba erigida era la más alto de los tres montículos (Sión,
Ofel y el Fuerte de Antonia) en el extremo norte de la cumbre sureste.
Durante la dinastía Hasmoneana, la torre de Baris
fue extendida para llegar a ser el Fuerte de Antonia. Se unió a la nueva ciudad
Bezeda y oscureció aun más el Monte del Templo desde el norte de Jerusalén. Un
acueducto que venía desde Belén suplía el Fuerte de Antonia con agua que era
almacenada en 37 cisternas para la Décima Legión y su personal de apoyo, que eran
aproximadamente 10,000 hombres.
Ningún Afloramiento de Roca Asociado con el Templo
No hay ninguna referencia en las Escrituras o en cualquier
fuente histórica secular que describa un afloramiento natural de piedra
localizado en el punto más alto de la cumbre o colina que estaba asociada con
el Monte del Templo. Esto incluye los sitios del piso del Templo, el Santo de
Santos y el Altar de Ofrendas Quemadas.
El Altar de Ofrendas Quemadas se usó formalmente
como un suelo para trillar. Está bastante claro que el suelo de trillar era un
área nivelada sobre la cima del Monte Ofel, no una formación irregular de
piedra sobre una cumbre.
Salomón construyó el muro oriental del Templo que se
levantaba desde la base sobre el lado oriental de la colina. La fundación fue
construida debajo del suelo del Valle de Cedrón, y el muro visible empezó desde
la base del valle y se extendía hacia arriba trescientos codos (450 pies). La
cima de la colina y un terraplén artificial que Salomón había construido a lo
largo del Valle de Cedrón fue completamente llenado con escombros y piedras
grandes conocidas como milo. El milo llenaba este terraplén hasta que éste alcanzó
la cima del Monte Ofel, 300 codos—aproximadamente 40 a 45 pisos de altura—sobre
el suelo del Valle de Cedrón, extendiendo más la plataforma del Templo al este.
Visto desde el Monte de los Olivos en el este, el área del Templo parecía como
un rascacielos moderno con una plataforma enorme de 150 por 450 pies.
Salomón no construyó muros en los lados norte,
oeste y sur. Sin embargo, en el curso del tiempo esta área elevada fue alargada
llenando algunas de esas áreas y encerrando la colina desde su base en el suelo
del Valle de Cedrón en el este y el Valle Tiropeon en el oeste. Sus lados sur y
norte se extendieron hacia el oeste sobre la cumbre entre los dos Valles de
Cedrón y Tiropeon. La fundación final del Templo fue formada como un cubo, y el
área en la cima del Monte del Templo era una plataforma cuadrada perfecta.
Salomón construyó su palacio y sala de juicio justo
al sur del Templo. Esta era el área del Monte de Sión y la ciudad de David, alrededor
de la cual la ciudad de Jerusalén evolucionó. En el segundo siglo a.C., el
Monte de Sión fue nivelado durante el tiempo de Simón el Hasmoneano, justo al
sur del Monte Ofel. Después de aquel tiempo el Monte del Templo no fue oscurecido
desde el sur por la elevación más alta del Monte Sión.
El Arroyo de Gihón
El Monte del Templo tenía un arroyo natural con un
suministro ilimitado de agua viniendo de debajo del Santo de Santos. Las
referencias bíblicas requieren una fuente de agua para ser asociada con el
Templo y su función. El Arroyo de Gihón es referida numerosas veces en el libro
de los Salmos y por los Profetas.
Durante el tiempo de David y Salomón, el Arroyo de
Gihón suplió al Estanque de Siloé y alimentaba al Valle de Cedrón. Hacia el final
del siglo octavo a.C. el rey Ezequías construyó un túnel para proporcionar agua
subterránea del Arroyo de Gihón a la Jerusalén oriental (II Crónicas 32:30).
Ezequías construyó este túnel porque él estaba esperando un ataque contra Jerusalén
por Senaquerib, el rey de Asiria.
Antes del año 70 d.C. los judíos a menudo usaban la
palabra “Siloé” para describir el sistema entero del Arroyo de Gihón—el
Estanque de Siloé, el túnel subterráneo de Ezequías y los canales hacia el
Valle de Cedrón. (Los cristianos no usaron el nombre “Gihón” sino continuaron
usando “Siloé” para describir esta red de agua incluso en tiempos modernos).
Es muy significante que el agua pura del Arroyo de
Gihón debajo del Monte del Templo corría cerca de la silla del Santo de Santos,
simbólico de la silla del Trono del Dios Todopoderoso. La descripción de Juan
del trono de Dios en el libro de Apocalipsis muestra un río de agua que sale de
debajo del trono: “Después me mostró un
río puro de agua de vida, claro como cristal, fluyendo fuera del trono de Dios
y del Cordero.” (Apocalipsis 22:1).
La destrucción del Templo predicha
Miqueas profetizó la destrucción del Templo
(Miqueas 3:9-12): “Oigan esto, les pido,
ustedes cabezas de la casa de Jacob, y magistrados de la casa de Israel,
quienes odian el juicio y pervierten toda equidad. Ellos construyeron a Sión
con sangre, y a Jerusalén con iniquidad. Sus cabezas juzgaron por soborno, y
sus sacerdotes enseñaron por paga, y sus profetas adivinaron por plata, aun así
ellos se apoyarán en el SENOR y dirán, ‘¿No esta el SENOR entre nosotros? ¡Ningún
mal puede venir sobre nosotros!’ Por tanto, por causa suya, Sión será arada como
un campo, y Jerusalén llegará a ser montones, y la montaña del templo como
lugares altos del bosque.”
Jesús confirmó esta profecía cuando los escritores
de los evangelios muestran: Mateo 24:1-2 y Marcos 13:1-2: “Y después de salir, Jesús partió del templo; y Sus discípulos
vinieron a El para señalar los edificios del templo. Pero Jesús les
dijo: ‘¿No ven todas estas cosas? Verdaderamente les digo, no quedará aquí
siquiera piedra sobre piedra que no sea tirada abajo.’ ”
Lucas 19:43-44: “Porque días vendrán en que sus enemigos echarán una
muralla sobre ustedes, y los sitiarán y no los dejarán salir a todos lados, y
los derribarán a tierra, y sus hijos con ustedes; y no dejarán en ustedes
piedra sobre piedra, porque no supieron la época de su visita.”
Lucas 21:5-6: “Y mientras algunos estaban hablando acerca del templo, como
estaba adornado con piedras preciosas y regalos consagrados, El dijo, ‘En cuanto
a estas cosas que ven ahora, los días vendrán en los cuales no quedará
una piedra sobre otra que no sea tirada abajo.’ ”
Los muros del Fuerte de Antonia tenían 40 codos (60
pies) de altura. Dentro de estos muros, los edificios y fundamentos fueron
construidos sobre una plataforma nivelada. En las cuatro esquinas de los muros
había torres. Tres de esas torres eran de 50 codos (75 pies) de altura, y la
torre suroeste era de 70 codos (105 pies) de altura. Esta torre más alta sobrepasaba
la corte entera del Templo al sur del Fuerte de Antonia.
Josefo escribió que todo el Fuerte de Antonia fue
construido sobre y alrededor de un afloramiento de piedra en la cúspide de la
cumbre. Hoy, una mezquita está sobre esta formación de piedra conocida como el Domo
de la Roca. Completado por Abdul el-Malik en el 691 d.C., la mezquita cubre el
resto de esta saliente roca pero ocupa solamente un fragmento muy pequeño de
toda el área de la superficie de la plataforma artificial de 36 acres que los romanos
construyeron.
El Fuerte de Antonia y la Legión Romana
Una Legión Romana tenía 5,000 tropas de infantería
y con ellos 5,000 personal de apoyo. Había 833 personal militar por cada acre
dentro del Fuerte de Antonia.
La guarnición romana era el rasgo dominante de
Jerusalén, un recordatorio continuo para los judíos de la supremacía de Roma.
Además, siendo cuatro y media veces más grande en área que el Monte del Templo,
el Fuerte de Antonia era algo intimidante y por consiguiente una herramienta
exitosa de guerra sicológica para asegurar la conformidad judía a la autoridad romana.
Las muchedumbres que se congregaban en el Templo
durante los Días Santos eran vigiladas por 2,000 tropas romanas. Para prevenir
desorden y alboroto entre los judíos, ellos estaban estacionados en un sendero
de 45 pies de ancho construido sobre las cuatro columnatas que rodeaban el
suelo del Templo. Durante las fiestas judías, había tres rotaciones de guardia,
un total de 6,000 soldados, cada día.
La descripción de Josefo de las columnatas
Las columnatas entre el Templo y el Fuerte de
Antonia se extendían alrededor del borde exterior de la plataforma entera del
Monte del Templo. Estas columnatas fueron techadas con un sendero de 30 codos (45
pies). El sendero de las columnatas era el punto de ventaja desde el cual las
tropas romanas eran capaces de vigilar las entradas y salidas desde y hacia el
Templo así como mantener un ojo vigilante sobre el área interior de la corte
(con la excepción del interior del Templo). Además, el sendero de las
columnatas les daba acceso instantáneo al área del Templo desde el Fuerte de
Antonia. El doble puente-columnata que conectaba al Templo con el Fuerte de
Antonia era de un estadio (600 pies). Josefo describió dos columnatas como
carreteras militares que eran una parte integra del Templo. Estas dos
columnatas se dirigían desde el muro sur (esquina occidental) del Fuerte de
Antonia a la puerta del muro norte (la esquina oriental) del Monte del Templo.
Llamada la Puerta de Tadi, este muro del norte no fue usado por el público
general sino sólo por la Legión Romana.
Los romanos eran muy astutos en ingeniería militar,
y construían sus fortificaciones con esta ventaja. Ellos entendían muy bien que
la clave para controlar a Jerusalén era manejar y controlar el Monte del
Templo. La protección del Fuerte de Antonia era su posición dominante sobre el
Monte del Templo.