¿Es Dios una trinidad?
Por
George
L. Johnson
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
¿Es Dios una trinidad o una familia? ¿Fue Jesucristo
Dios, o meramente un hombre? ¿Fue Jesús el hijo nacido de Dios, o únicamente un
hijo adoptado? ¿Es el Espíritu Santo una persona o el poder creativo de la
Divinidad? Estas preguntas acerca de la naturaleza de Dios son respondidas en
este folleto.
Nota: Todas las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its
Original Order (La Santa Biblia en Su orden Original), primera
edición.
CAPITULO
UNO
¿Es
la trinidad bíblica?
La creencia que Dios es una sustancia, pero aún tres
personas, es una de las doctrinas centrales del cristianismo corriente. El
concepto de la trinidad es creído por la mayoría de los cristianos profesantes,
ya sea católico o protestante.
Una Encuesta Galop tomada en el año 1966 encontró que el
97% del público Americano creía en Dios. De ese número, 83% creía que
Dios era una trinidad. Aunque exista tanta creencia en la doctrina de la trinidad,
es una doctrina que no es claramente entendida por la mayoría de laicos
cristianos. De hecho, la mayoría no tienen el deseo ni el incentivo para
entender lo que sus iglesias enseñan. Pocos de los laicos son concientes de
cualquier problema con la doctrina de la trinidad. Ellos simplemente lo toman
por concedido, dejando los aspectos misteriosos doctrinales a los teólogos.
Y si el laico fuera a investigar un poco más, ellos serían
confrontado con desanimadas declaraciones similares a lo siguiente: “La
mente del hombre no puede entender completamente el misterio de la trinidad. Aquel
que trate de entender el misterio completamente perderá su mente. Pero aquel
que niegue la trinidad perderá su alma.” (Harold Lindsell y Charles J.
Woodbridge, Un Manual de Verdad Cristiana, páginas 51-52).
Tal declaración significa que el concepto de la trinidad debería
ser aceptado o sufrirá las consecuencias. Aceptar meramente esto como doctrina
sin primero probarla sería contraria a la Escritura. Dios inspiró al apóstol
Pablo a escribir: “Prueba todas las cosas.
Reten aquello que es bueno.” (I
Tesalonicenses 5:21).
Pedro mas adelante exhortó a los cristianos: “…estén preparados a dar una respuesta a cualquiera
que les pregunte la razón para la esperanza que esta en ustedes, con
mansedumbre y reverencia” (I Pedro 3:15). Por
tanto el cristiano está obligado a comprobar si Dios es una trinidad o no.
Una
clara explicación difícil
Si usted se confinara a si mismo para leer los artículos sobre
la trinidad en la literatura religiosa popular para laicos, concluiría
que la trinidad es claramente enseñada en la Biblia. Sin embargo, si usted lee
la Biblia y lo que dicen la mayoría de enciclopedias técnicas de la Biblia,
diccionarios y libros, usted llegaría a una conclusión enteramente diferente.
Y entre más estudie el tema, encontrará más que
la trinidad está ciertamente construida sobre un mismo fundamento inestable teológico
y filosófico. Los problemas inherentes al explicar claramente la trinidad son
expresados en casi todo artículo técnico o libro sobre el tema. La Nueva
Enciclopedia Católica dice: “Es difícil...en la segunda mitad del siglo
20, ofrecer una clara, objetiva y sincera explicación de la revelación,
evolución doctrinal, y elaboración teológica del misterio de la trinidad. Discusión
Trinitaria, católico romana así como otras, presenta una silueta algo
inestable” (Vol. XIV, P. 295). (Énfasis nuestro a lo largo del
folleto).
Pero ¿Por qué la doctrina central de la fe cristiana debería
ser tan difícil de entender? ¿Por qué debería una doctrina tan importante
presentar una silueta inestable? ¿No hay una clara revelación bíblica de la
doctrina de la trinidad? ¿No la enseñaron plenamente Cristo y los apóstoles?
Seguramente la Biblia estaría llena de enseñanzas acerca de
tan importante tópico como la trinidad. Infortunadamente, la palabra “trinidad”
nunca aparece en la Biblia.
“El término ‘trinidad’ no es un término bíblico, y no
estamos usando lenguaje Bíblico cuando definimos lo que es expresado por ella
como una doctrina” (La Enciclopedia Bíblica Standard Internacional, articulo
“trinidad” P. 3012). No solamente es la palabra “trinidad” nunca encontrada en
la Biblia, sino que no hay prueba sustantiva que tal doctrina es siquiera indicada.
En un libro reciente sobre la trinidad, el teólogo católico
Karl Rahner reconoce que los teólogos en el pasado han sido “...avergonzados
por el simple hecho de que en realidad las Escrituras explícitamente no
presentan una doctrina de ‘inminente’ trinidad (incluso en el prologo del
apóstol Juan no hay tal doctrina)” (La trinidad, P. 22).
Otros teólogos también reconocen el hecho de que el prólogo
en el primer capítulo del evangelio de Juan—claramente muestra la
pre-existencia y divinidad de Cristo, pero no enseña la doctrina de la trinidad.
Después de discutir el prólogo de Juan, el Dr. William Newton Clarke escribe: “Aquí
no hay trinidad en esto; sino que hay una distinción en la Divinidad,
una dualidad en Dios. La distinción o dualidad es usada como base para la idea
de un único Hijo engendrado, y como clave para la posibilidad de una
encarnación” (Resumen de Teología Cristiana, P. 167).
El primer capítulo del evangelio de Juan claramente muestra
la pre-existencia de Cristo. También ilustra la dualidad de Dios como el
Dr. Clarke explica, la clave para la posibilidad de la encarnación—el hecho de que
Dios pudo llegar a ser hombre.
El apóstol Juan deja claro el inconfundible hecho que
Jesucristo es Dios (Juan 1:1-14). Aun así no encontramos ninguna trinidad
discutida en el capítulo. NO encontramos ni siquiera una mención del
Espíritu Santo en la revelación inspirada de Juan—solamente una dualidad de
Dios el Padre y el Hijo, quien era Dios antes de la encarnación.
Buscando
más “Pruebas bíblicas para la trinidad”
Probablemente la escritura más notoria usada en tiempos
pasados como “prueba” de una trinidad es I Juan 5:7. Sin embargo, muchos
teólogos reconocen que esta escritura fue añadida a los manuscritos del Nuevo
Testamento probablemente tan tarde como en el octavo siglo d.C.
Note lo que Jamieson, Fausset y Brown escribieron en su
comentario: “Los únicos MSS. [manuscritos] Griegos, que en alguna forma soportan
las palabras, ‘en el cielo, el Padre, la Palabra, y el Espíritu Santo: y
éstos tres son uno.’ Y hay tres evidentemente del Latín Vulgata moderno;
Ravianus copiado de Complutensian Polyglot; un MS. [manuscrito]
de Nápoles, con las palabras añadidas en el margen por una mano reciente; Ottobonianus,
298, del decimoquinto siglo, el Griego del cual es una mera traducción
que acompaña al Latín. Todas las versiones antiguas omiten las palabras”.
Las conclusiones a las que llegaron en sus comentarios,
escritos hace más de 100 años, son todavía válidos hoy. El Nuevo Comentario
de la Biblia más conservadoramente orientado (revisado) está de
acuerdo, aunque calladamente con Jamieson, Fausset, y Brown. “....Las palabras
son claramente una glosa y son correctamente excluidas por la VSR [Versión Standard
Revisada] incluso desde su margen” (P. 1269).
Los editores de El Comentario de Peake sobre la Biblia ponen
mas elocuencia es su creencia que los trabajos no son parte del texto original.
“La famosa interpolación después de los ‘tres testigos’ no esta impresa ni
siquiera en la VSR, y correctamente....ella cita el testimonio celestial del
Padre, el logos, y el Espíritu Santo, pero nunca es usado en las antiguas
controversias Trinitarias. Ningún MS Griego respetable lo contiene. Apareciendo
primero en un texto Latín en el siglo cuarto, entró a la Vulgata y finalmente al
NT [Nuevo Testamento] de Erasmo” (P. 1038). Eruditos claramente reconocen que I
Juan 5:7 no es parte del texto del Nuevo Testamento. Aun así es todavía
incluido por algunos cristianos fundamentalistas como prueba bíblica para la
doctrina de la trinidad.
Incluso la mayoría de las más recientes traducciones de
Nuevo Testamento no contienen las palabras de arriba. No son encontradas en
las versiones de Moffatt, Phillips, la VSR, Williams o la Biblia Viviente
(parafraseado).
Es claro, entonces, que estas palabras no son parte del
canon inspirado, sino fueron añadidas por una “mano reciente.” Los dos
versículos en I Juan deberían decir: “Porque
hay tres que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, y el agua, y la sangre;
y estos tres testifican hacia la única verdad.”
Tres cosas dan testimonio. ¿Pero de que dan testimonio? ¿De
una trinidad? Lo veremos.
¿Dan
testimonio de que?
El Espíritu, el agua y la sangre dan testimonio del hecho
que Jesucristo, el Hijo de Dios, está viviendo Su vida de nuevo en nosotros.
Juan aclara esto en los versículos 11-12: “Y
este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida esta en Su
hijo. Aquel que tiene al Hijo tiene vida eterna; aquel que no tiene al
Hijo de Dios no tiene vida eterna.”
Pero ¿Cómo estos tres elementos—el Espíritu, el agua, y la sangre—específicamente
dan testimonio a esta verdad bíblica básica?
“El Espíritu mismo da testimonio conjuntamente con nuestro
propio espíritu, testificando que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:16). (Veremos más acerca de la parte que
juega el Espíritu en el capítulo tres).
El agua es representativo del bautizo, el cual da
testimonio del entierro del viejo yo y el principio de una nueva vida (Romanos
6:1-6).
La sangre representa la muerte de Cristo por la
crucifixión, la cual paga la penalidad por nuestros pecados, reconciliándonos con
Dios (Romanos 5:9-10).
Ahora entienda por qué Cristo ordena a los apóstoles a
bautizar en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19). Primero
que todo Jesús no ordenó a los apóstoles a bautizar en el nombre del Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo como un indicativo de que Dios es una trinidad. Tal
relación no es indicada en la Biblia.
Ellos debían bautizar en el nombre del Padre porque es la
bondad de Dios la que nos trae al arrepentimiento (Romanos 2:4), y porque el
Padre es “de quien la familia entera en el
cielo y en la tierra es nombrada” (Efesios
3:15). Somos bautizados en el nombre del Hijo porque ÉL es quien murió por
nuestros pecados. Somos bautizados en el nombre del Espíritu Santo, haciéndonos
hijos engendrados del Padre (Romanos 8:16).
Muchos teólogos han mal entendido la parte que el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo juegan en la salvación de cada persona. La doctrina de
la trinidad es el resultado de ese mal entendido.
La trinidad no es una doctrina bíblica. No tiene base en el
hecho bíblico. Entonces ¿Como se deslizó esta doctrina dentro de la Iglesia? Teología
pagana, sobre la naturaleza de Dios, fue usada para interpretar la Escritura.
Dios nos dice que la Escritura interpreta la Escritura, no la mitología pagana.
La
historia de la trinidad
La antigua idea del monoteísmo fue destrozada por la
repentina aparición de Jesucristo sobre la tierra. Aquí estaba alguien que reclamaba
que era el Hijo de Dios. ¿Pero cómo podía serlo? La gente judía creyó por
siglos que había solamente un Dios. Si las reclamaciones de “este Jesús” hubieran
sido aceptadas, entonces en sus mentes, su religión no habría tenido diferencia
de la de los paganos politeístas alrededor de ellos. Si Él era el Hijo de Dios,
su sistema entero de monoteísmo se habría desintegrado.
Cuando Jesús claramente le dijo a ciertos judíos de Su época
que Él era el Hijo de Dios, algunos estuvieron listos para apedrearlo por
blasfemia (Juan 10:33).
Para ir alrededor del problema de la pluralidad de la Divinidad,
la comunidad judía simplemente rechazó a Jesús. Y hasta este día, el Judaísmo
Ortodoxo no acepta el Mesianismo de Jesús. Sin embargo, los judíos más liberales
al menos admiten que Él fue un gran hombre, tal vez incluso un profeta.
Pero la “nueva” religión Cristiana todavía enfrentaba un
problema. ¿Cómo podrían los proponentes
explicar que solamente había un Dios, y no dos?
“El impulso determinado para la formulación de la doctrina
de la trinidad en la Iglesia era la convicción profunda de la iglesia de la
Deidad absoluta de Cristo, en la cual como sobre un pivote, el concepto
Cristiano entero de Dios desde el primer origen del Cristianismo giró” (La
Enciclopedia Bíblica Standard Internacional, artículo “trinidad,” P. 3021).
La Deidad de Cristo no significa que la doctrina de la trinidad
es necesaria, como veremos en el capítulo dos.
Raíces
en filosofía griega
Muchos de los padres de la iglesia antigua fueron educados
en filosofía babilónica, egipcia y griega, de la cual tomaron prestado tales
conceptos no bíblicos como dualismo e inmortalidad del alma. Sin embargo, la
mayoría de los teólogos, por razones obvias, son generalmente cuidadosos en
apuntar que ellos no tomaron prestada la idea de la trinidad de las Triadas de la
filosofía griega o de aquellos de los antiguos egipcios y babilónicos.
Pero algunos no son tan cuidadosos al hacer tal distinción.
Note: “Aunque la noción de una Triada o trinidad es una característica de la
religión cristiana, no es por ningún medio peculiar a ella. En la religión
India, p.e., nos encontramos con el grupo trinitario de Brahma, Siva y Visnu; y
en la religión egipcia con el grupo trinitario de Osiris, Isis y Horus,
constituyendo una familia divina, como el Padre, la Madre y el Hijo en las
pinturas medievales cristianas. No es solamente en religiones históricas [no
Bíblicas] que encontramos a Dios visto como una trinidad. Uno recuerda en
particular el punto de vista Neo-Platónico de la Realidad Final o Suprema, la
cual fue sugerida por Platón...” (Diccionario Bíblico de Hastings,
Vol.12 P.458).
Por supuesto, el hecho que alguien más tuviera una trinidad
no significa por si mismo que los cristianos lo tomaron prestado. McClintock y
Strong hacen la conexión un poco más clara.
“Hacía el fin del primer siglo, y durante el segundo,
muchos hombres eruditos vinieron de ambos el judaísmo y el paganismo al
Cristianismo. Ellos trajeron a las escuelas cristianas de teología sus ideas y
fraseología Platónicas” (artículo “trinidad,” Vol. 10 P.553).
En su libro, Una Historia del Pensamiento Cristiano,
Arthur Cushman McGiffert muestra que el argumento principal contra aquellos quienes
creyeron que había un único Dios y que Cristo era o un adoptado o un ser creado
fue que su idea no estaba de acuerdo con la filosofía Platónica” (P.240).
En la última mitad del tercer siglo, Pablo de Samosata
trató de revivir la idea adopcionista que Jesús era un mero hombre hasta que el
Espíritu de Dios vino sobre Él en el bautismo, haciéndolo el Ungido o
Cristo. En sus creencias acerca de la persona de Jesucristo, él “rechazó el
realismo Platónico el cuál subyace a la mayoría de la especulación Cristológica
del día” (Ibíd., p.243).
Al final de su capítulo sobre la trinidad, McGiffert
concluye: “…Ha sido la jactancia de los teólogos ortodoxos que en la doctrina
de la trinidad, ambos religión y filosofía llegan a la expresión mas alta”
(Vol. I. p. 247).
La influencia de la filosofía Platónica en la doctrina de
la trinidad puede difícilmente ser negada. Sin embargo, las ideas trinitarias
van mucho más atrás de Platón. “Aunque es usual hablar de las tribus Semitas
como monoteístas; aún así es un hecho indudable que más o menos sobre todo el
mundo las deidades están en triadas. Esta regla aplica a los hemisferios
oriental y occidental, norte y sur. Mas aun, es observado que, en alguna forma
mística, la triada de tres personas es una...La definición de Atanasio [un católico
del siglo cuarto] quien vivió en Egipto, se aplicó las Trinidades de todas
religiones paganas” (Creencias Egipcias y Pensamientos Modernos, por
James Bonwick, F.R.G.S., P. 396).
Fue la formulación de Atanasio para la trinidad, la que fue
adoptada por la Iglesia Católica en el Concilio de Nicaea en el año 325 d.C.
Atanasio era un egipcio de Alejandría y su filosofía también estaba
profundamente enraizada en el Platonismo.
“La escuela de catecismo de Alejandría, la cual reversó
Clemente de Alejandría y Origen, los más grandes teólogos de la Iglesia Griega,
aplica el método alegórico a la explicación de la Escritura. Platón influenció
sus pensamientos: su punto fuerte fue especulaciones teológicas [paganas].
Atanasio y los tres Capadocianos habían sido incluidos entre sus miembros...” (Concilios
Ecuménicos de la Iglesia Católica, por Hubert Jebin, p. 29).
Para poder explicar la relación de Cristo a Dios el Padre,
los padres de la iglesia sintieron que era necesario usar la filosofía del día
en vez de las Escrituras. Ellos obviamente pensaron que su religión sería más
aceptable si ellos la hacían sonar como la filosofía pagana que estaba
existente en el momento. Estos hombres fueron versados en filosofía, y esa
filosofía coloreó el entendimiento que tenían de la Biblia.
Fue la doctrina de la trinidad—coloreada por la filosofía
del momento— aceptada por la Iglesia Católica Ortodoxa en la primera parte del siglo
cuarto, más de 300 años después de la muerte de Cristo.
Incluso los teólogos reconocen que la trinidad es una creación
del siglo cuarto, ¡no del primero! “Hay un reconocimiento por parte de los
exegetas y teólogos Bíblicos, incluyendo un constante crecimiento numérico
de Católicos Romanos, que uno debería hablar del Trinitarismo en el Nuevo
Testamento sin calificaciones serias. También hay el reconocimiento
estrechamente paralelo— que cuando uno habla del Trinitarismo no calificado, uno
se ha movido del período de los orígenes cristianos por decir, al último cuadrante
del siglo cuarto. Fue solamente entonces que lo que podría ser llamado el
dogma definitivo del Trinitarismo ‘un Dios en tres personas’ llega a ser asimilado
completamente en la vida cristiana [profesante] y el pensamiento” (La Nueva
Enciclopedia Católica, artículo “trinidad”, Vol.14, p. 295).
El
Concilio de Nicea
Fue en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. que dos
miembros de la congregación de Alejandría—Arios, un sacerdote, que creía que
Cristo no era un Dios, sino un ser creado; y Atanasio, un diácono que creía que
el Padre, Hijo y Espíritu eran el mismo ser viviendo en una forma triple (o en
tres relaciones, como un hombre puede ser al mismo tiempo padre, un hijo y hermano)
presentaron sus argumentos.
El Concilio de Nicea no fue llamado por los líderes de la
iglesia, como uno podría suponer, sino por el Emperador Constantino. Él tenía
una razón lejos de ser-espiritual para querer resolver la disputa.
“En el 325 el Emperador Constantino llamó a un concilio
eclesiástico para reunirse en Nicea en Bitinia. Con la esperanza de asegurar
para su trono el soporte de un creciente cuerpo de cristianos [profesantes], él
les había mostrado considerable favor y era de su interés tener la iglesia
vigorosa y unida. La controversia Ariana estaba amenazando su unidad y su fortaleza.
Él por tanto se comprometió a poner un fin al problema. Fue sugerido a
él, quizás por el obispo de España Hosios, quien era influyente en la
corte, que si un sínodo fuese a reunirse representando la iglesia entera, ambas
oriental y occidental, podría ser posible restaurar la armonía. Constantino
mismo por supuesto ni sabía ni le importaba nada sobre el asunto en disputa
pero estaba ansioso de traer la controversia a fin, y el consejo de Hosios le atraía
alrededor” (Una Historia del Pensamiento Cristiano, Vol. I, P.258).
La decisión de cuál de los dos hombres la iglesia iba a
seguir fue más o menos arbitraria. A Constantino verdaderamente no le importaba
cuál elección era hecha. Todo lo que él quería era una iglesia unida.
(Arios fue desterrado, pero más tarde re-llamado por Constantino, examinado y encontrado
sin herejía).
La mayoría de aquellos presentes en el concilio no estaban
preparados para tomar lados en la controversia. “Un punto de vista claramente
definido con respecto a este problema—la relación de Cristo a Dios—fue sostenida
únicamente por el grupo atenuado de Arianos y una sección lejos de ser numerosa
de delegados, quienes se adhirieron con convicción inmovible al punto de vista
de Alejandría [la de Atanasio]. La mayoría de los miembros ocuparon una
posición entre estos dos extremos. Ellos rechazaron la fórmula de Arios, y se negaron
a aceptar aquellas de sus oponentes...la votación no era el criterio de la
convicción interior del concilio” (Enciclopedia Británica, edición #11,
artículo “Nicea, Concilio de,” p. 641).
El concilio rechazó los puntos de vista de Arios y con razón,
pero ellos no tenían nada con que reemplazarlo. Así las ideas de Atanasio—también
el punto de vista minoritario—prevaleció. El rechazo del punto de vista de
Atanasio no era una aceptación general del punto de vista de Arios. Aun así, la
iglesia en todos los siglos siguientes ha estado “atascada” por decirlo así,
con el trabajo de mantener—correcta o incorrecta—la decisión hecha en Nicea.
Después del concilio, la trinidad llegó a ser dogma oficial
en la iglesia. Sin embargo, la controversia no terminó ahí. En los años
siguientes, más cristianos fueron asesinados por otros cristianos por
esa doctrina y luego fueron finalmente asesinados por los diferentes emperadores
paganos de Roma. Aun así, con todas las peleas y asesinatos, ninguna de las dos
partes tuvo una pierna bíblica sobre la cual pararse.
CAPITULO
DOS
¿Quién
fue Jesús?
La Biblia no enseña la doctrina de la trinidad. Pero aún
estamos enfrentados con varias preguntas: ¿Quién fue Jesucristo? ¿Fue Él un
hombre que vivió una vida tan perfecta que Dios decidió llamarlo Su Hijo en Su
bautismo? ¿O era Él Dios quien llegó a ser un hombre y murió por todos hombres?
En el pasado, en la mayoría de los círculos teológicos, un
rechazo de la doctrina de la trinidad incluía un rechazo de la divinidad de
Cristo. Pero, antes que éste folleto llegue a ser clasificado como una herejía Ariana,
déjeme citar del teólogo Católico Karl Rahner: “...Debemos estar deseosos de admitir
que si la doctrina de la trinidad tiene que ser dejada caer como falsa, la mayor
parte de la literatura religiosa bien podría permanecer virtualmente inalterada...la
idea cristiana de la encarnación no tendría que cambiar en absoluto, si no
hubiera trinidad.
“Entonces no es sorprendente, que la práctica de piedad
cristiana recuerda solamente de la doctrina de la encarnación que el ‘Dios’ ha llegado
a ser hombre, sin derivar de esta verdad cualquier mensaje claro sobre la trinidad”
(La trinidad, páginas 10-12).
Un rechazo de la doctrina de la trinidad no constituye un
rechazo de la encarnación—la divinidad de Cristo. De hecho, lo que él dice
indica que, para todos los propósitos prácticos, la doctrina de la trinidad es sin
sentido.
Jesús
era el problema
Hasta este día, el Cristianismo está todavía confundido acerca
de quien y que fue realmente Jesucristo. Una mayoría cree en una trinidad misteriosa
y una minoría vociferante cree que Cristo fue un ser creado. Ningunos de
estos dos tiene la verdad.
Pero,
¿Por qué toda la confusión?
Quien fue Jesús esta claramente indicado en las páginas de
la Biblia. Ha estado ahí por siglos. Mientras los cristianos estaban ocupados
excomulgado y matándose uno a otros por las preguntas de quien era Jesús, la respuesta
ha estado en las páginas de la Biblia, y esa explicación no está en armonía con
lo que es enseñado por la mayoría de las iglesias hoy. Cristo no es la segunda
persona en una trinidad, y Dios no lo creó a El— ¡Él es el DIOS Creador!
En
el principio
Para averiguar quién fue Jesús, regresemos al principio.
Principios son mencionados en la Biblia, en al menos dos lugares separados—en
el primer capítulo de Génesis y el primer capítulo del evangelio de Juan.
El apóstol Juan empezó su Evangelio describiendo Quien y que
Jesús era antes que viniera a la tierra, como el Salvador de la humanidad. “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba
con Dios, y la Palabra era Dios. El estaba en el principio con Dios.
Todas las cosas vinieron a ser a través de El, y ni siquiera una cosa
que fue creada vino a ser sin El...Y la Palabra se hizo carne, e hizo tabernáculo
entre nosotros (y nosotros mismos vimos Su gloria, la gloria como del único
engendrado con el Padre), lleno de gracia y verdad.” (Juan 1:1-3,14).
Si no leemos más allá de esto en el Nuevo Testamento,
seriamos capaces de saber sin duda, que Jesucristo era Dios y que fue El Quien creó
al hombre en Génesis 2:7. Juan claramente declara que la Palabra—aquel quien llegó
a ser Cristo—creó todas las cosas. Si los cristianos hubieran claramente entendido
estos versículos, nunca hubiese existido una controversia Ariana o una doctrina
de la trinidad, ya que ambas doctrinas son sin sentido.
Pero el apóstol Juan no era el único escritor del Nuevo
Testamento que escribió sobre la pre-existencia de Cristo. Note lo que Pablo le
escribió a los de Corintios. “Entonces no
quiero que sean ignorantes de esto, hermanos, que nuestros padres
estuvieron todos bajo la nube, y todos pasaron a través del
mar. Y todos fueron bautizados hasta Moises en la nube y en el mar. Y todos ellos
comieron la misma carne espiritual. Y todos ellos bebieron la misma bebida
espiritual; porque bebieron de la Roca espiritual que los seguia.
Y esa Roca era Cristo.” (I Corintios
10:1-4).
Pablo claramente nos dice que Jesucristo era el Díos del
Antiguo Testamento—el que habló a Moisés y el que dirigió a los israelitas
fuera de Egipto. Esto nos muestra claramente que el que llegó a ser el Hijo era
el Dios del Antiguo Testamento, no Dios el Padre. Por lo tanto, Cristo
era el Jehová que hablo con Moisés y el Santo que dirigió a Israel.
Aun así, la doctrina de la trinidad pende de la asumción de
que Dios se manifestó a Si mismo como el Padre en el Antiguo Testamento y como
Cristo en el Nuevo Testamento. Tales asumpciones son falsas y sin prueba Escritural.
La
dualidad de Dios a través de la Biblia
La pluralidad de Dios no es meramente una “plural de
majestad” como algunos quieren que creamos. Seiscientos años antes de Cristo,
el profeta Daniel registró una visión para nosotros. “Vi en visiones en la noche y, he aquí, Uno como Hijo de
hombre venía con las nubes del cielo, y vino al Anciano de Días…” (Daniel 7:13).
El “Hijo de hombre” que el describe no puede ser ningún
otro que el que mas tarde llegó a ser Jesucristo. Daniel después vio que a Él
fue dado dominio y un Reino que nunca será destruido (versículo 14). ¡El “Hijo
de hombre” mencionado aquí difícilmente podría ser un mero ser humano físico! El
Anciano de Días, en este caso, es el Ser divino que es llamado el Padre en el
Nuevo Testamento. Jesucristo se refirió a la misma ocurrencia cuando es mencionada
en la visión de Su parábola del noble (Él mismo) que se fue a un país lejano
(el cielo) para recibir un reino y regresar (Lucas 19:12).
David también se refirió a la dualidad de la familia Dios
en el Salmo 110. “El SEÑOR dijo a mi Senor, ‘Sientate a Mi mano derecha hasta
que Yo ponga a Tus enemigos como Tu taburete.’ ”
(versículo 1).
Dos diferentes Señores son mencionados aquí. Uno es el ser
Quien llegó a ser Dios el Padre y el otro es el que llegó a ser Jesucristo.
Pablo citó este pasaje a los cristianos judíos—aplicándolo directamente
a Jesucristo: “Pero a cual de los ángeles
dijo El alguna vez, ‘Siéntate a Mi mano derecha, hasta que haga de Tus
enemigos un taburete para Tus pies’?” (Hebreos
1:13).
¿Era el Hijo también Dios? Versículo 8 responde, “Pero de otro lado, del hijo dice, ‘Tu trono, Oh Dios,
es hasta los siglos de eternidad…’ ” No
puede haber duda que Dios el Padre y Jesucristo el Hijo son mencionados como
dos Seres separados en el Antiguo Testamento.
¿Quién
era Melquisedec?
Ahora, note Hebreos 5:5-6: “En
esta misma manera también, Cristo no se glorificó a Si mismo para convertirse
en un Sumo Sacerdote, sino Quien le dijo, ‘Tu eres Mi hijo; hoy Te he
engendrado.’ Incluso como El también dice en otro lugar, ‘Tu eres
un Sacerdote para siempre de acuerdo al orden de Melquisedec’ ”.
Así Cristo retiene el oficio de Melquisedec. ¿Quién era
Melquisedec? Él era uno de los Seres que componen Dios.
En Génesis 14:18, El es llamado el rey de Salem y el sacerdote
del Dios Altísimo. Note porque Él no podía haber sido meramente un ser humano.
El apóstol Pablo lo describió con más detalle en Hebreos
7:2-3: “Y a Quien Abraham dio una décima parte
de todo; de un lado, siendo interpretado Rey de Justicia; y de otro lado, Rey
de Salem, lo cual es Rey de Paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; no
teniendo ni principio de días, ni fin de vida; sino habiendo sido hecho como el
Hijo de Dios, permanece un Sacerdote para siempre.”
Pablo no pudo haber estado describiendo a un ser humano, ni
siquiera un ángel en estos versículos, porque él esta describiendo un Ser que existió
eternamente, como únicamente Dios ha existido eternamente.
Melquisedec era un sacerdote del Dios Altísimo.
¿Quien era el Dios Altísimo? ¡Por supuesto, el ser que llegó a ser el Padre!
Jesucristo dijo, “…Mi Padre es mas grande que Yo” (Juan 14:28). Y también Melquisedec todavía vive (y si
usted lee Hebreos 7:8 cuidadosamente, verá que Pablo repite este hecho sumamente
importante) y es todavía ese Sumo Sacerdote. Pero Cristo también es un Sumo
Sacerdote (vea Hebreos 7:26; 8:1). No puede haber dos Sumo Sacerdotes ambos
teniendo el mismo oficio, Melquisedec y Jesucristo deben ser el mismo.
Entonces vemos que incluso en el primer libro de la Biblia,
la pluralidad de Dios es mostrada, aunque un entendimiento claro de esta verdad
no pudo ser conocido hasta que Jesucristo vino a revelarlo en el Nuevo
Testamento. Jesús dijo, “…nadie sabe Quien es
el Hijo, excepto el Padre; y Quien es el Padre, excepto el Hijo, y aquel a
quien el Hijo personalmente escoja revelarlo.”
(Lucas 10:22).
Jesús
vino a revelar el Padre
Una distinción clara ha sido hecha en el Nuevo Testamento
entre Cristo y el Padre, de nuevo probando que Cristo era el Dios del Antiguo
Testamento. “Nadie ha visto a Dios en ningún
momento; el único Hijo engendrado, que esta en el seno del Padre, El lo
ha declarado.” (Juan 1:18). Cristo vino a la
tierra para revelar al Padre y para mostrar que una relación familiar ha
existido en la Divinidad.
A menos que Jesús hubiera revelado el Padre a nosotros, no habría
manera de conocerlo a Él. “Todas las cosas Me fueron entregadas por Mi Padre y nadie conoce al
Hijo excepto el Padre, ni nadie conoce al Padre excepto el Hijo, y aquel a
quien el Hijo personalmente escoja revelárselo” (Mateo 11:27).
El
significado de la palabra YHVH
En el hebreo del texto inspirado original, hay dos nombres diferentes
que son usados comúnmente para referirse a Dios. La primera palabra usada para
“Dios” en Génesis es Elohim. La segunda palabra es YHVH (comúnmente
pronunciado “Jehová”). Esta palabra YHVH es generalmente traducida “SEÑOR” (con
letras mayúsculas) en la versión King James de la Biblia en inglés. Es usado la
primera vez en Génesis 2:7. Allí estaba el SEÑOR DIOS—YHVH—Quien formó al hombre
del polvo de la tierra. Era el SEÑOR DIOS Quien trató directamente con
Adán y Eva, en el jardín de Edén. Como vimos en Juan 1, era la Palabra—Jesucristo—quien
creó todas las cosas.
Por lo tanto, era el SEÑOR DIOS del Antiguo Testamento Quien
llegó a ser el Jesucristo del Nuevo Testamento. Este hecho es ilustrado por la
derivación gramatical de la palabra YHVH.
La palabra YHVH es explicada por fuentes rabínicas como una
que abarca tres palabras Hebreas, HYH que significa era, HVH que
significa es (literalmente “tiempo presente”—la palabra “es” no es usada
en Hebreo) y YHYH que significa continuará siendo.
Poniendo las palabras juntas, YHVH realmente significa el
que “Era-Es- continuará siendo.” Incluso los eruditos lingüistas del Hebreo
están de acuerdo que YHVH debe ser derivado de alguna forma del verbo “ser”
(era, es, será).
Por Su mismo nombre, Dios literalmente abarca todos los aspectos
de tiempo— pasado, presente, y futuro. Esto está en completo acuerdo con
Malaquías 3:6, “Porque Yo soy el SEÑOR [YHVH], Yo no cambio.”; Hebreos 13:8 “Jesucristo
es el mismo ayer [era], y hoy [es], y por siempre
[continuará siendo].” Apocalipsis 1:8 dice, “ ‘Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el
Fin,’ dice el Señor, ‘Quien es, y Quien era, y Quien esta por venir—el Todopoderoso.’
”
Incluso etimológicamente, Jesucristo y YHVH pueden ser
igualados. Aun así, esto es únicamente una pequeña parte de la película, porque
las claras declaraciones de ambos el Antiguo y Nuevo Testamentos dan prueba
abrumadora de que el Dios del Antiguo Testamento es aquel que llegó a ser
Jesucristo.
La
gente tropezó en Cristo
En Isaías 8:13-14, encontramos una profecía muy interesante
concerniente al Señor de los ejércitos. “Al SEÑOR de los ejércitos,
a El santificarán, y sea El su temor, y sea El su pavor. Y El será un
santuario para ustedes—pero una piedra de tropiezo, y una roca de ofensa
a ambas casas de Israel, y una trampa y un lazo a los habitantes de Jerusalén.”
La mayoría de las ediciones de la versión Reina Valera de
la Biblia, muestran que estos versículos se refieren a Quien más tarde llegó a
ser Jesucristo. Pero incluso una prueba más exacta es encontrada en el Nuevo
Testamento.
En su primera epístola, el apóstol Pedro escribe: “Por esta razón dice en la escritura, ‘He aquí, Yo coloco en Sión
la Piedra angular, escogida y preciosa; y aquel que crea en El
nunca será avergonzado.’ La preciosidad es para ustedes, por tanto,
quienes creen; pero para aquellos que desobedecen, la Piedra que los
constructores rechazaron se ha convertido en la Cabeza de la
esquina, y una Piedra de tropiezo y una Roca de ofensa; especialmente
para aquellos que tropiezan en la Palabra, siendo desobedientes, hacia tal incredulidad
ellos también fueron designados.” (I Pedro
2:6-8).
Esta misma profecía es aludida en Lucas 2:34. No se puede
negar el hecho de que Jesucristo fue el Dios del Antiguo Testamento, la Piedra
sobre la cuál mucha gente tropezó.
Los líderes religiosos de la época simplemente no pudieron
entender cómo Jesús podía haber sido Dios. Aun, en el Antiguo Testamento, el cual
ellos habían copiado por siglos, está lleno con profecías sobre Él.
Verdaderamente, ellos estaban ciegos, y la mayoría permanece así hasta este día.
El apóstol Pablo explica esto en los capítulos nueve al once de su epístola a
los romanos.
Mientras Jesucristo, el Dios del Antiguo Testamento, estuvo
sobre la tierra como un ser humano, había solamente un ser Dios—el Padre—que quedó
en el cielo. Encontramos que Jesús oraba a Su Padre en el cielo: “Y ahora, Padre, glorifícame con Tu propio ser, con la gloria
que tuve Contigo antes que el mundo existiera.”
(Juan 17:5).
Los judíos y Arianos, encontraban difícil creer que Dios
podía llegar a ser hombre. Aún así, el Nuevo Testamento explica que esto si
ocurrió ciertamente. Uno de los miembros de la Divinidad llegó a ser un hombre
para qué nosotros pudiéramos tener la oportunidad de ser nacidos dentro de la
Familia Dios.
El apóstol Pablo explicó este concepto en su epístola hacía
los Filipenses. En el capítulo 2:5-8, él anima a los Filipenses: “Esté esta mente… [humilde]…
en ustedes, la cual estuvo también en
Jesucristo… [Sea su ejemplo en humildad]…; Quien, aunque existió en la forma de Dios… [poseyendo la totalidad de los atributos los cuales hacen
a Dios Dios]…,
no lo consideró robo ser igual con Dios, sino
que se vació a Si mismo… [de todos los
privilegios y justa dignidad]…, y fue hecho en la semejanza de hombres, y tomó
la forma de un siervo… [esclavo]…; y habiéndose encontrado en la forma de hombre, se humilló… [incluso aun mas]… a Si
mismo, y llegó a ser obediente hasta la muerte, incluso la muerte
de la cruz.” Jesucristo era Dios. Aun así,
Él voluntariamente renunció a Su posición como Dios para venir a esta tierra,
llegar a ser un ser humano físico y morir por nosotros para que pudiéramos ser
salvos.
El verdadero impacto e importancia de la tan repetida
escritura: “Porque Dios amó tanto al mundo, que
dio Su único Hijo engendrado, para que todo el que crea en El no pueda morir,
sino pueda tener vida eterna” (Juan 3:16), llega
a ser abundantemente claro.
CAPITULO
TRES
¿Es
el Espíritu Santo una Persona?
Hemos visto que Jesucristo es, era y siempre será Dios. Sin
embargo, usted puede buscar en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis y no encontrará
tal enseñanza con respecto al Espíritu Santo en la Biblia. La Biblia no
enseña que el Espíritu Santo es un tercer miembro de la Familia Dios o de una trinidad.
Esto no es una opinión anti-trinitaria prejuiciada. ¡Es un hecho
que es reconocido incluso por los teólogos trinitarios!
Discutiendo la evidencia de la doctrina de la trinidad en
la Biblia, el Dr.W. N. Clarke, escribe: “El Nuevo Testamento empieza la obra,
pero no la termina; porque no contiene enseñanzas similares [como Juan
1:1-18, refiriéndose la divinidad de Cristo], con respecto al Espíritu Santo.
La única naturaleza y misión de Cristo, se remonta a un terreno en el ser de
Dios; pero semejante terreno para la divinidad del Espíritu no es mostrado
en ningún lugar. En el Nuevo Testamento nunca es dirigido a ese fin.
Aun así, las Escrituras toman el primer paso hacia una doctrina trinitaria
esencial, o la trinidad en el ser de un Dios, pero ellos no toman ese segundo
paso por el cuál la doctrina sola podría ser completada” (Un Resumen
de Teología Cristiana, P. 168). (Énfasis del autor).
Los teólogos necesitan reconocer que no hay ninguna prueba bíblica
para la divinidad o personalidad del Espíritu. Para ellos llegar a una doctrina
de la trinidad, deben salir de la Biblia para desarrollar una doctrina
incompleta, la cual es falsa.
Karl Barth, uno de los más reconocidos teólogos del siglo
veinte, admite que la iglesia ha ido más allá de la Biblia para llegar a su
doctrina de la trinidad.
“A la Biblia le falta la declaración expresa de que el Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo son de igual esencia y por consiguiente, en un
sentido igual de Dios mismo. Y la otra declaración expresa también está faltando
que Dios es Dios así y sólo así, p.e., como el Padre, el Hijo, y el Espíritu
Santo. Estas dos declaraciones expresas, las cuales van más allá del testigo de
la Biblia, son el contenido doble de la doctrina trinitaria de la iglesia” (Doctrina
de la Palabra de Dios, P. 437).
Ya que, como los teólogos reconocen, la Biblia no es la
fuente de la doctrina de la trinidad, ¿Cómo pueden ellos ajustarla con las
enseñanzas bíblicas, que la Escritura inspirada debería ser el origen de la doctrina?
(II Timoteo 3:16). La repuesta es que ellos no pueden ajustarla con la Biblia.
Ellos deben admitir libremente los hechos dolorosos.
El
Espíritu de Dios en la Biblia
La personalidad de Jesucristo es completamente comprobable
en la Biblia, pero no hay tal prueba para una personalidad del Espíritu Santo.
“El AT [Antiguo Testamento] claramente no describe el Espíritu de Dios como una
persona, tampoco en el sentido estrictamente filosófico, ni en el sentido
Semítico. El Espíritu de Dios es simplemente el poder de Dios. Si este algunas veces
es representado como siendo distintivo para Dios, es porque el aliento de
Yahweh actúa exteriormente (Isaías 32:15; 48:16; 63:11).” Así dicen los autores
de la Nueva Enciclopedia Católica.
Pero dejémoslos continuar: “Muy raramente los escritores del
AT atribuyen al Espíritu de Dios emociones o actividad intelectual (Isaías
63:10; Wis. 1:3-7). Cuando tales expresiones son usadas, ellos son
meras figuras de discurso que son explicadas por los hechos que la ruah [palabra
Hebrea para “Espíritu”] era considerada también como la silla de actos
intelectuales y sentimientos (Génesis 41:8). Tampoco es encontrado en el AT o
en literatura rabínica la noción de que el Espíritu de Dios es un ser
intermediario entre Dios y el mundo. Esta actividad es propia de los ángeles,
aunque a ellos es atribuida alguna actividad que en otros lugares es atribuida
al Espíritu de Dios” (Nueva Enciclopedia Católica, Vol. XIII,
P.574).
En el Antiguo Testamento, el Espíritu de Dios es representado
como Su poder por el cual Aquel quien llegó a ser Jesucristo, un ejecutivo para
el Padre, creó la totalidad del universo. Estos teólogos también reconocen que
cuando el Espíritu es referido como una persona o en una manera personal, el
escritor bíblico esta simplemente personificando al Espíritu, como lo
haría con sabiduría o cualquier otro atributo, sin el intento de declarar
tal personificación [como] una persona o un ser separado de la Divinidad.
Ahora, ¿Qué
acerca del Nuevo Testamento? Ellos dicen: “Aunque los conceptos
del NT [Nuevo Testamento] del Espíritu de Dios son ampliamente una continuación
de aquellos del AT, en el NT hay una revelación gradual de que el Espíritu de
Dios es una persona.”
Pero esto seria verdad si usted está armado con una noción
preconcebida de que Dios es una trinidad. Veremos que hay solamente unas pocas
escrituras que pueden incluso ser remotamente construidas para presentar al
Espíritu como una persona, y en cada caso solamente como el resultado de un malentendido
gramatical.
Pero de nuevo, dejemos que la Nueva Enciclopedia
Católica continúe. “La mayoría de los textos del NT revelan al Espíritu
de Dios como algo, no alguien; esto es especialmente visto en el paralelismo
entre el espíritu y el poder de Dios.”
Aunque a los teólogos les gustaría por la Biblia decir que
el Espíritu es una persona, ellos deben admitir que la mayoría de las Escrituras
conectadas con el tópico muestran que no es alguien, sino algo. Incluso
la personificación del Espíritu no es una prueba de su personalidad.
“Cuando una actividad cuasi-personal es atribuida al
Espíritu de Dios, p.e., hablando, impidiendo, deseando, habitando, (Hechos
8:29; 16:7; Romanos 8:9), uno no esta justificado a concluir inmediatamente
que en estos pasajes el Espíritu de Dios es considerado como una persona;
las mismas expresiones son usadas en consideración a cosas retóricamente personificadas
o ideas abstractas (vea Romanos 6:6; 7:17). Así, el contexto de la frase ‘blasfemia
contra el Espíritu’ (Mateo 12:31; cf. Mateo 12:28; Lucas 11:20) muestra que
referencia está siendo hecha al poder de Dios [el Padre]” (La Nueva
Enciclopedia Católica, Vol. XIII, P.575).
Después de tales admisiones, es casi inconcebible que cualquier
teólogo pueda todavía enseñar que el Espíritu es una persona—Aún así, ¡algunos
lo hacen!
Una
lección en gramática griega
La única sección de la Escritura que la mayoría de los
teólogos creen que describe al Espíritu como una persona es resuelta por una
lección en el lenguaje Griego. En el lenguaje Griego, como en las lenguas romances
(Italiano, Español, Francés, y otros), cada sustantivo posee género; eso es, es
masculino, femenino o neutro. El género de una palabra no tiene nada que ver con
si es en realidad masculino o femenino—es una herramienta gramatical.
La mayoría de teólogos trinitarios usan el Evangelio de
Juan, capítulos 14, 15 y 16, como prueba de su teoría que el Espíritu es una
persona. Aquí Jesús es registrado refiriéndose al Espíritu como “el
Consolador.” El pronombre “él” es usado en conexión con la palabra “Consolador”—parakletos—sin
embargo, la razón para el uso del pronombre personal “él” es por razón gramatical,
no teológica o espiritual.
Todos los pronombres en griego deben estar de acuerdo en
género con la palabra a cual se refieren. Por tanto, el pronombre “él” es usado
cuando se refiere al Espíritu como el parakletos o “Consolador.” Los otros
escritores del Nuevo Testamento usan la palabra pneuma, que
significa “aliento” o “espíritu.” Esta es la palabra equivalente de ruah,
la palabra Hebrea para “espíritu” usada en el Antiguo Testamento. Pneuma es
una palabra gramaticalmente neutra y es siempre representada por el pronombre
“ese”. (Para un estudio mas profundo del texto griego, lea “Exégesis
para la traducción de la frase ‘El Espíritu Santo’ como antecedente en Juan 14,15
y 16 ”)
El uso de la palabra parakletos por Juan no es
prueba de que el Espíritu es una persona. Porque si el simple género de un sustantivo
fuera la base para la personalidad del Espíritu, entonces el Espíritu cambió de
género del Antiguo al Nuevo Testamento. La palabra Hebrea para “espíritu” en el
Antiguo Testamento puede ser encontrado en género femenino en una mayoría de veces
y en un sentido masculino menos veces.
El hecho que la palabra “espíritu” sea femenina en Hebreo a
llevado a algunos teólogos a creer que el Espíritu es un ser femenino de la Divinidad.
Ellos creen en una trinidad del Padre, la Madre y el Hijo. Suficientemente
interesante, los Trinitarios, quienes usaron la misma clase de táctica para
probar que el Espíritu era un ser masculino, ¡están condenados por su propia
creencia!
El
Espíritu Santo—El Poder de engendramiento de Dios
¿Qué es el Espíritu? Como lo vimos antes, los teólogos admiten que
el Espíritu de Dios es el poder de Dios. Ellos no tienen razón para creer de
otra manera, a menos que tengan una idea preconcebida de una trinidad.
El Espíritu, o el Espíritu Santo como es llamado en el
Nuevo Testamento, fue el poder por cual Jesucristo fue engendrado. “Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue: Su madre María
había estado prometida en matrimonio a José; pero antes que ellos se juntaran,
ella fue encontrada embarazada del Espíritu Santo.” (Mateo 1:18).
Cuando José estaba a punto de dejar a María porque ella
estaba embarazada, “…un ángel del Señor le apareció
en un sueño, diciendo, ‘José, hijo de David, no temas tomar a María para ser
tu esposa, porque eso que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo.’ ” (Mateo 1:20).
Jesús fue engendrado en el vientre de María por el poder
del Espíritu Santo. Él literalmente nació con el Espíritu de Dios en Su mente.
Él llegó a ser el Hijo de Dios y murió por nosotros para que pudiéramos tener
la misma oportunidad de nacer dentro de la Familia Dios.
El apóstol Pablo enseñó plenamente esta verdad Escritural
vital en Romanos 8:16. “El Espíritu mismo…
[genero neutro en el griego]… da testimonio
conjuntamente con nuestro propio espíritu, testificando que somos hijos
de Dios.” Pablo no dijo
esto en alguna forma sentimental, como él lo muestra en el siguiente versículo.
“Entonces, si somos hijos, somos también
herederos—verdaderamente, herederos de Dios y coherederos con Cristo...”
Pablo declara que Jesucristo es el heredero de todas las
cosas en Hebreos 1:2. Nosotros entonces tenemos la oportunidad, si tenemos el
Espíritu de Dios en nuestras mentes, de heredar todas las cosas con Jesucristo.
El Espíritu de Dios se une con nuestras mentes, y somos
engendrados (o concebidos) de nuevo—esta vez espiritualmente, no como
originalmente estábamos, físicamente. Nosotros entonces llegamos a ser una
nueva persona.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Quien, de acuerdo a Su abundante misericordia, nos ha engendrado
otra vez hacia una esperanza viva a través de la resurrección
de Jesucristo de los muertos” (I Pedro
1:3). El versículo 23 dice, “Porque ustedes han sido engendrados de nuevo, no de semilla
corruptible, sino de semilla incorruptible, por la Palabra viva
de Dios, la cual permanece por siempre.”
El Espíritu Santo nos impregna con la naturaleza de Dios.
Ese engendramiento espiritual nos imbuye con la naturaleza y mente de
Dios. Durante toda nuestra vida cristiana, continuamos creciendo y desarrollando
el entendimiento y mente de Dios hasta que finalmente nacemos en la Familia
Dios y somos hechos inmortales al regreso de Jesucristo a esta tierra (I
Corintios 15:49-52).
¿Cómo podemos obtener este Espíritu? El apóstol Pablo dio
la repuesta en el día de Pentecostés (Hechos 2). Cuando a Pedro se le pregunto
al final de su sermón que hacer. El contestó: “…Arrepiéntanse y sean bautizados
cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para la remisión de
pecados, y ustedes mismos recibirán el regalo del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38).
Aquí de nuevo, podemos ver porque el Padre, el Hijo, y el
Espíritu Santo son mencionados en la “fórmula bautismal” en Mateo 28:19. Dios
el Padre es el que nos trae al arrepentimiento. Jesucristo—Dios el Hijo—es el
que murió para que podamos ser perdonados y limpiados de nuestros pecados. El
Espíritu Santo es el poder por cual Dios el Padre, nos engendra.
Cuan clara es la verdad de la Biblia. El Espíritu Santo es
el poder de Dios. No es una persona. Es el poder por cuál somos engendrados
para que podamos llegar a ser hijos de Dios.
CAPITULO
CUATRO
Dios
es una Familia
Antiguos teólogos fueron motivados por la necesidad de
explicar la llegada de Jesucristo. Algunos encontraron su explicación al
fabricar la doctrina de la trinidad. Pero ya que Dios no es una trinidad,
y ya que Jesucristo es Dios, ¿Cual es la relación en la Divinidad? ¿Es Dios
uno, o hay dos Dioses separados y el Cristianismo, por lo tanto, politeísta?
En el capítulo dos, encontramos que la Biblia enseña que
Jesucristo es el Dios del Antiguo Testamento. Encontramos que Él llegó a ser
carne y vino a esta tierra para morir por la humanidad. Él es llamado el Hijo
de Dios y llama a Dios Su Padre. Por ahora, la relación debería ser clara, Dios
es una familia.
Encontramos en el capítulo tres, que nosotros llegamos a
ser hijos engendrados de Dios por la impregnación del Espíritu de Dios—de nuevo
una relación de familia.
Cuando entendemos que Dios es una familia y que Dios está
reproduciéndose según Su especie, nosotros no somos mas confrontamos con los
problemas inherentes en la doctrina de la trinidad, ni tampoco somos
enfrentados con el problema de adorar muchos dioses.
Hay únicamente una Familia Dios. En este momento tiene dos
miembros, y en el futuro, tendrá muchos más. Jesús fue llamado “el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
Mírese así mismo. Sea casado o soltero, usted es parte de
una familia. Tiene padres y quizás incluso niños o nietos propios. Aún así,
usted todavía es una familia.
Fue Dios Quien creó al hombre y lo puso sobre la tierra. Él
creó el matrimonio y las relaciones familiares como un prototipo de Su familia
divina.
El
Nombre de Dios es plural
La palabra Hebrea para “Dios” usada en Génesis 1:1 y
versículo 26 es Elohim. Esta es plural en forma. Aunque esta palabra
tomada por si misma no prueba que hay dos seres en la Divinidad, se permite
para la pluralidad que claramente está indicada en otras partes de la Biblia.
Por lo que podemos entender del resto de la Biblia, esta
palabra Elohim puede actuar como nuestras palabras en español
“familia, grupo, iglesia o multitud.” Estas palabras usualmente requieren
una forma verbal singular, pero todas ellas contienen más de un miembro.
El apóstol Pablo ejemplifica esto para nosotros en I
Corintios 12:20. Hablando de la iglesia él dice: “Pero ahora hay muchos miembros, aun así ellos son
un cuerpo.”
Dios es una familia. En el momento presente, hay dos
miembros en esa familia Dios, Dios el Padre—la Cabeza de la Familia, el
Legislador—y Jesucristo el Hijo— el Portavoz, el Creador. Pero la palabra Elohim
no es simplemente dual. En el lenguaje Hebreo hay un número dual, pero este
tendría que ser Elohaim. La familia Dios, sin embargo, esta destinada a
ser verdaderamente plural y tener muchos miembros. Esto es lo que la palabra Elohim
describe y permite.
La creencia en la trinidad nubla el verdadero propósito que
Dios tiene para la humanidad. Si somos enseñados que Dios es una trinidad cerrada
de tres personas, perdemos vista del hecho de que el propósito real de Dios es crear
muchos más miembros de la familia Dios.
Mire la historia de la creación en Génesis 1. Dios hizo
peces según su especie, aves según su especie y animales según su especie
animal. Pero en versículo 26, Dios hizo al hombre—no según la especie animal,
sino según la especie Dios—en la imagen y semejanza de Dios. “Y Dios… [Hebreo Elohim]… dijo, ‘Hagamos al hombre en Nuestra imagen, según Nuestra
semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del
cielo y sobre el ganado y sobre toda la tierra y sobre cada cosa rastrera que
se arrastra sobre la tierra.’ ”
Dios creó al hombre en Su propia imagen. El hombre es mayor
que el resto de la creación, porque Dios le dio a él poder mental. El tiene
dominio sobre todas las criaturas. El hombre no es un animal. Él fue creado en
el imagen de Dios—según la especie Dios.
Enseñado
en el Nuevo Testamento
El apóstol Juan entendía el plan de Dios para la humanidad.
Note lo que escribió en I Juan 3:1-2: “¡He
aquí! ¡Que glorioso amor nos ha dado el Padre… [aquí esta la relación
familiar—no una trinidad cerrada]…, que deberíamos ser
llamados los hijos de Dios! Por esta misma razón, el mundo no nos conoce porque
no lo conoce a El. Amados, ahora [ya] somos los
hijos [engendrados] de Dios, y no ha sido
revelado aun lo que seremos; pero sabemos que cuando El sea manifestado,
seremos como El…” Nosotros somos ahora hijos
engendrados, y seremos hijos nacidos de Dios en la resurrección.
Es claramente el plan de Dios traer muchos hijos dentro de
Su familia. “Porque era apropiado para El [Dios el Padre], para Quien todas las cosas
fueron creadas, y por Quien todas las cosas existen, traer
muchos hijos a la gloria, para hacer al Autor de su salvación [Jesucristo] perfecto a través
de sufrimientos” (Hebreos 2:10).
Las páginas de la Biblia están llenas con el gran propósito
de Dios para el hombre. Y aún así, la mayoría de los que profesan ser cristianos
están ciegos a esta verdad bíblica central. ¿Por qué? Porque Satanás ha
engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9). Dios no es una trinidad cerrada, Dios
es una familia—una familia en la cuál usted puede llegar a ser un miembro.
¿Por
qué el engaño?
¿Por qué Satanás ha engañado al mundo con la doctrina de la
trinidad? ¡Porque él no quiere que usted gobierne en su lugar! Satanás fue
creado originalmente para llevar a cabo el gobierno de Dios sobre la tierra.
Pero, él se negó a servir al Creador e incluso fomentó una rebelión para
desalojar a Dios de Su posición como Gobernador sobre el universo entero
(Ezequiel 28:11-19; Isaías 14:12-14). Un tercio de los ángeles unidos con
Lucifer en esa rebelión fueron lanzados con él de regreso a esta tierra
(Apocalipsis 12:3-4)—habiéndose para siempre descalificado a si mismos con Satanás
de gobernar en el gobierno de Dios. Sin embargo, Satanás y sus cohortes demoníacas
permanecen en oficio hasta que Cristo en realidad regrese.
Aún así Satanás y sus cohortes demoníacas, siendo
descalificados, no quieren que nunca más nadie tome su lugar. Por esa razón ellos
han tratado de esconder del mundo la impresionante y hermosa verdad de Dios por
casi 6,000 mil años. Si ellos pueden tener éxito en hacerle creer en la trinidad,
usted será engañado en creer que la Divinidad consiste únicamente de tres
personas. Usted entonces nunca ni en sus sueños más salvajes, imaginaria que fue
creado para nacer dentro de la familia Dios y en realidad tener una parte en
gobernar esta tierra!
Satanás quiere que piense que Dios es una trinidad limitada
y no una familia creciente o un reino en el cual podemos entrar a través de la
gracia de Dios.
Esta es la verdad de la trinidad. La familia de Dios no
está cerrada para la humanidad como Satanás quiere que crea.
Está ampliamente abierta para usted y su familia y toda la
humanidad. ¡Usted puede ser hecho en la semejanza exacta de Dios cuando Cristo
regrese!